Recadáver exquisito

Javi, te pido perdón de antemano porque tendría que currarme una entrada en la que dijera la ilusión que me hace compartir este cadáver contigo, lo mucho que me gusta tu brevedad habitual o cuánto disfruto de tu ironía. Te vi nacer, te he seguido a medida que crecías y hoy te vas a joder porque el honor es mío, ya que no todos los días se publican trescientas entradas y tú acabas de llegar a esa cifra. Habrá gente que diga que los números redondos no significan nada y, en cualquier otro caso, estaría de acuerdo. Sin embargo, siento una pequeña debilidad por tu proyecto, por lo que no me queda más remedio que descubrirme ante ti y aplaudirte. La próxima vez será en Madrid y con un par de cervezas de por medio. On me.

P. D. A todo esto, aquí está su cadáver. Pas mal, huh?

1 – Calentamos una sartén amplia a fuego medio-alto con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y, por otro lado, una olla profunda a fuego alto con agua. En la sartén, echamos los ajos laminado y los mareamos un par de minutos antes de añadir los puerros —bien lavados y cortados en trozos de unos 2 cm de largo—. En la olla, la pasta. La idea es que los puerros se doren uniformemente durante unos 5 minutos para luego añadir un poco de agua, tapar la sartén y que se terminen de hacer al vapor. 

2 – Escurrimos los tomates secos y los cortamos finamente.

3 – Escurrimos la pasta cuando esté al dente sin olvidarnos de reservar un poco del agua de la cocción.

4 – Mezclamos la pasta con los puerros y los tomates secos. Servimos en tres platos, colocamos los trozos de atún por encima y coronamos con un buen golpe de pimienta y unas pocas semillas de mostaza. Ahí es na.